Con un corazón rebosante de regocijo, elevamos nuestras manos al cielo y damos gracias a Dios por nuestros queridos niños que reciben por primera vez en su vida a Jesús. Que Él sea su compañero inseparable y su amigo incondicional.
También nos unimos a la alegría y al gozo de nuestros queridos jóvenes que han recibido la Confirmación. Este paso tan importante en la fe de nuestros niños y jóvenes debe ser un estímulo para que toda la juventud desee acercarse a Jesús y ser siempre fiel colaboradora en la construcción de su Reino.
Que María Santísima los bendiga y los proteja. ¡Felicitaciones, porque han dado un paso importante en su ascenso espiritual! Dios los guarde